El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, ha afirmado que espera que desaparezca la iniciativa “calamitosa” de la candidatura del paisaje del olivar como Patrimonio Mundial tras conocerse que los promotores han aprobado retirar esta idea si persiste la oposición de los agricultores.
Fernández de Mesa espera que esa decisión sea una realidad, “se afloje la presión” y finalmente no se produzca esa declaración porque la experiencia en base a otras situaciones similares indica que, “al final, se acabará penalizando al agricultor”.
Considera que, hoy en día, con las normativas de la PAC y las normativas sectoriales, no son necesarias más figuras de protección ni más limitaciones, pues ya están todas ellas sobradamente protegidas por las distintas leyes vigentes, “siendo muy bueno su estado de conservación y presentando magníficos parámetros de biodiversidad”. No es razonable que el buen estado de conservación de algunos territorios, que se ha logrado a lo largo de los años gracias al buen hacer de agricultores, ganaderos, selvicultores y propietarios rurales en general, sea algo que les penalice, añadió.
Por tanto, afirma que no puede hacerse sin contar con los afectados, que son quienes han creado, mantienen, pagan y cuidan ese paisaje, por lo que, “si no les resulta rentable, está claro que lo abandonarán”.
En concreto, en Córdoba suponen 80.000 hectáreas las que estarían protegidas en caso de llevarse a cabo la propuesta y sería la zona más afectada de la región andaluza, siendo Montoro y su entorno la que más hectáreas abarca junto a olivares de Almedinilla, Adamuz, Fuente-Tójar, Luque, Baena, Doña Mencía, Zuheros, Cabra, Lucena, Carcabuey y Priego de Córdoba.
Asaja Córdoba afirma que ninguno de los agricultores afectados quiere esta declaración y a la oposición de esta organización ya se han sumado agricultores de la campiña de Jaén al afirmar que desconocen "las obligaciones que tendrían los propietarios de las fincas para asegurar la protección del bien" dentro de un proceso que califican de "opaco" y en el que se han sentido "engañados".
Lo que sí debería reconocerse, concluye Fernández de Mesa, es “el importante papel que implica el olivar en la economía de los pueblos y todas las actividades que ello conlleva porque son la única garantía de supervivencia del mundo rural”.